Una semana me ha tomado decidir el sentarme a escribir algunas palabras sobre la experiencia de mediación de lectura y de apropiación del territorio llevada a cabo en la comunidad de Chemesquemena en el marco del convenio entre ACT y el cabildo Kankuamo con el apoyo desde la Biblioteca Pública Kankuaka.
Al principio una crónica era la mejor opción, pero los detalles a veces hacen que la lectura del todo se confunda en los detalles, al final me decidí por escribir un post para la página web de la biblioteca, algo que se alejara de lo corto y la inmediatés de los like, pero que tampoco superara la única pretensión de pensar en voz alta.
Mientras Ivanna y Vale (Dos chicas del GAB ) y Bethoven el Coordinador de territorio y maquinador de esta idea se apresuraban en quitar los envoltorios de los libros, se me atravesó un interrogante sobre la promoción de la lectura , por qué algunas veces gastamos un dinero en llegar a zonas apartadas y leer libros o estar con un parlante contando y leyendo en voz alta?, por qué no invertir ese dinero de la gasolina, de llevar un montón de personas a hacer turismo en algo de mejor provecho para futuros lectores? Por qué no comprar libros y simplemente dejarlos que interactúen con la comunidad o por qué no dedicarnos a posibilitar espacios de intercambio generacional, de apropiación del territorio y de restitución de la palabra.
Al final de la actividad una de las chicas me dice que no comprende totalmente la relación de la lectura, la biblioteca y una tata que represente el territorio. La lluvia nos impidió iniciar una conversación para perdernos en explicaciones y preguntas pero mas tarde cuando nos detuvimos observar como las nubes acarician la sierra le digo que observe y me dice “ojalá podamos hacerlo pronto en Atánquez”
Quisiera terminar este escrito con las palabras del maestro Alfredo Mires “El libro más antiguo de todos es la tierra, donde están escritos los movimientos del tiempo y del viento, el canto de los árboles, los decires de las estrellas y del agua. Donde están escritos los caminos de la lluvia y de las semillas, las voces de los pájaros y de los pueblos, las montañas indomables y las tierras cultivadas. Leer la tierra, caminarla, recorrerla y conocerla, es la mejor manera de amarla y de aprender a respetarla”.
Por cierto el título de esta entrada esta inspirado en el título del proyecto del compañero Isaías Andrés Secretario del la Comisión general de estudiantes.