Sin negar la belleza del castellano, hay que recordar que su arribo a este territorio fue violento, que su llegada provocó que otras lenguas con su música, pensamiento y memoria, se marchitaran o se extinguieran. Por un curioso efecto del azar se agendó el día de hoy, 23 de abril, la presentación del proyecto de infraestructura de la biblioteca Kankuaka, del pueblo kankuamo.
Y es precisamente en este momento que las palabras del mamo Mano Saúl Martínez resuenan con más fuerza: «Si la educación me aleja de la solidaridad, del trabajo en equipo, de la armonía con la madre tierra, de mi responsabilidad, valores y respeto, entonces déjenme quieto en mi Sierra.» Un llamado de atención, pero también una guía para no perder el rumbo en medio de los caminos del conocimiento.
En este camino hacia una biblioteca que nos enseñe a leer el territorio, que no sólo conserve sino también transforme fortaleciendo el espíritu del ser kankuamo, queremos agradecer profundamente a quienes con su presencia y compromiso la hacen posible. A Laura y a Sahian, por su entrega y sensibilidad con cada gesto; a Danna, por su confianza y apoyo; a Valentina y Yelenia, por la paciencia y su pasión por reordenar la biblioteca y al mundo. Son ellos, junto a muchos otros, quienes le dan sentido a este sueño colectivo, convirtiendo los libros, las lenguas y los saberes en puentes de encuentro entre mundos.
Sea esta una oportunidad para reflexionar sobre la noción de biblioteca: siendo esta un espacio de guardar y transmitir el conocimiento; un espacio para reinventar las memorias de la sociedad occidental y ponerlas a dialogar con nuestras memorias para construir mejores indios.
Porque esta será un espacio intercultural, que se abre a la diversidad, conjugando el libro con las tradiciones orales y otras formas de escritura que han creado los pueblos originarios y silenciados por años. Un lugar para levantar las voces de esas otras lenguas que perviven, a pesar del peso de la historia, en nuestro territorio.